domingo, 22 de febrero de 2015

Vuelta al cole!!!

Bueno, al cole al cole... más bien me recuerda a la universidad. Y es que he comenzado un curso "Gestión administrativa y financiera del comercio internacional" ¡toma ya!, sin nombre que está el curso.

Es un curso que imparte FEDA y no os creáis que ha sido fácil ser admitida, me parece que había unos 80 candidatos y solamente 16 plazas.
Teníamos que hacer una entrevista para la selección y exigían inglés. Cuando me enteré de que iba a haber una prueba de nivel de inglés, pensé, ya está Ana, ya no te cogen, llevo casi 20 años sin tocar el inglés, dónde voy yo con el nivel que tiene ahora la gente. Pero como tenía una semana de tiempo hasta que me llamaran para la entrevista, me apunté a una academia para que me diera unas clasecitas una profesora, más que nada para que me refrescara esa asignatura tan olvidada para mí.

Y si, ya sé que tiene delito no saber inglés en los tiempos que corren, con la gente tan preparada que hay y que en casi todos los puestos de trabajo piden uno o varios idiomas. Pero claro, yo llevaba 14 años trabajando y en mi puesto no necesitaba inglés, entonces me acomodé y lo dejé pasar.

Pues bien, primero tenías una entrevista en español y luego otra en inglés, yo estaba atacada, no era una prueba escrita, ¡era oral! Hice lo que pude, porque no sé si os pasa, pero me siento muy ridícula hablando inglés, me da muchísima vergüenza.

En fin, sea como fuere, ya estoy admitida y llevo una semanita en el curso, son 620 horas en total y hasta te dan el material...




Y cada uno con nuestro portátil en clase... ¡cómo han cambiado las cosas!

De momento me parece muy interesante y los compañeros son muy majos, ya os iré contando.

Y todo este rollo, era para deciros, que no os puedo asegurar que siga con los posts todas las semanas, suelo actualizar los martes, pero ahora voy a tener menos tiempo entre semana y actualizaré los fines de semana.

Un beso muy fuerte y nos vemos en el siguiente post.



martes, 10 de febrero de 2015

San Valentín

"Sólo eran las 10 de la noche y Martina estaba cansada, muy cansada, y no podía ser para menos, había tenido un día muy duro. Todas las cosas que le habían pasado desde primera hora de la mañana, le habían salido al revés. Era un día importante en su trabajo, tenía la famosa presentación que llevaba meses preparando y no podía fallar.

Precisamente hoy no le suena el despertador ¡no se lo podía creer! las 8 y ella en la cama. Se levanta dando tumbos y buscando a los chicos, pero no se encuentran en sus habitaciones, oye risas y se dirige a la cocina, y ahí está Pablo, su marido desde hace 12 años, desayunando con los gemelos y Clarita. 
Pero Martina se enfada y mucho ¿por qué no le había despertado? no le iba a dar tiempo a arreglarse en condiciones y tampoco iba a poder repasar la presentación.
Pablo lleva a los niños al colegio. Martina conduce hasta la oficina con los nervios a flor de piel...

Son las 5 y Martina intenta disimular el fracaso de su presentación, no le iban a renovar el contrato, después de tanto esfuerzo, tenía que volver a empezar. 
Pero los niños no lo podían notar. Lleva a los gemelos al fútbol y a Clarita a ballet poniendo su mejor cara y deseando llegar a casa.

Por fin están durmiendo, ha sido un día largo, se tumba en el sofá y cae rendida, no puede mantener los ojos abiertos.

Pablo se da cuenta de que está hablando solo, mira a Martina y ve que ya no escucha nada, ha caído, todas las noches hace lo mismo, está agotada.

Pablo la mira fijamente ¡que guapa es! piensa, no se puede creer que ya lleven 12 años juntos y que hoy, 14 de febrero, sea su aniversario. No le importa que Martina no se haya acordado, hoy era un día muy importante para ella y las cosas no le han salido como esperaba. 

Hoy se pidió la mañana libre para poder llevar él a los niños. No entendía como Martina lo podía hacer. Ir a trabajar, ocuparse de los niños y encargarse de la casa, él ayudaba mucho, pero nunca hacía tanto como ella. Y no sólo eso, cada día estaba mejor, acababa de cumplir 40 y después de tener 3 hijos, tenía una figura envidiable. Desde que la conoció supo que era la mujer de su vida. Comenzó siendo un amor de verano, pero Pablo se trasladó a Madrid sólo para estar con ella. Él sabía que quería despertarse todas las mañanas viendo esa sonrisa que le cautivó. Era una mujer fuerte y luchadora y se compenetraban a la perfección. Habían tenido sus momentos difíciles, pero siempre los habían superado. No podía dejar de mirarla y de estar agradecido por todos estos años.

Martina abre los ojos y ve a Pablo con esa mirada tan particular que a ella le encanta, y entonces se acuerda... hoy es 14 de febrero, es su aniversario. Todos estos años con el hombre de su vida, esa persona que le ha apoyado en todos sus proyectos y que siempre ha sabido qué decir para que ella se sienta mejor. Ese chico que se cambió de ciudad para estar a su lado. El padre de sus hijos y su compañero de batallas. 

No pueden apartar la mirada, los dos saben lo que sienten y que quieren seguir amándose muchos años más, y así, sin darse cuenta, acaban fundidos en un profundo beso..."




¡¡¡Feliz día de San Valentín!!!
 



martes, 3 de febrero de 2015

Despido injusto

Por donde empezar... En fin, que ya es definitivo, ya está extinguida mi relación laboral con la empresa donde he trabajado durante 14 años. Y diréis ¿pero si ya te habían despedido? Y si, me habían despedido, pero de qué forma, con un tipo de despido muy favorable para el empresario (¡como no!), el despido disciplinario.

Y qué significa ese tipo de despido, pues que no te tienen que pagar ningún tipo de indemnización. Y qué ocurre, pues que es una manera muy sencilla de quitarse a gente que lleva muchos años trabajando sin pagarle un duro.

Comencé a trabajar en el año 2000 (anda que no han pasado cosas...), era mi primer trabajo serio y por supuesto tenía muchas ganas y mucha ilusión. Los primeros trabajos que realicé fueron de auditoría, tenía que viajar bastante, a pueblos sobre todo, y era un poco agotador. Después de estar año y medio así, me tocó realizar tareas de consultoría, y me gustaba, ya no tenía que viajar. Y luego ya me especialicé en contabilidad y fiscalidad.


 
He trabajado mucho, he echado las horas que fueran necesarias, saliendo incluso a las 11 de la noche si era preciso, sobre todo en época de impuestos. Y por supuesto sin recibir un duro por ello. Pero claro, ahora resulta que eso no importa, no, no importa. Da igual hacer bien tu trabajo, da igual ser buena compañera, o por lo menos, intentarlo, da igual que los clientes estén contentos contigo, da igual ser responsable en tu trabajo, da igual intentar ser lo más eficiente posible, da igual... Simplemente con alegar que llegabas 5 ó 10 minutos tarde, porque llevas a tus hijos al colegio, y aunque luego lo recuperases con creces, da igual, y por supuesto, da igual que sea verdad o no, siempre habrá alguna compañera que se encargará de ratificarlo y así ganar puntos con el jefe, sin pensar que seguramente la próxima será ella.

Pero claro, esto no puede quedar así, y demandas al empresario. Y entonces no paras de oír rumores de que si tú ganas el juicio te va a readmitir, si si a readmitir, porque el empresario puede elegir si te readmite y paga los salarios de tramitación (que en mi caso eran poca cosa) o te paga la indemnización. Y claro, cómo vas a volver a ese trabajo dónde te van a hacer la vida imposible para acabes yéndote por tu propio pie...
Mientras que tú sigues con el miedo en el cuerpo por esa idea, llega la hora del juicio, y te encuentras a una de tus compañeras siendo la abogada de tu jefe y que lucha, como una jabata, para ofrecerte un acuerdo pagándote lo mínimo posible, de hecho, una cantidad irrisoria. Luego te encuentras que son capaces de cerrar la oficina para que vengan todos tus compañeros a declarar en tu contra, compañeros con los que llevabas tantos años y a los que contabas toda tu vida. Sé que no todos iban a mentir por la empresa, que me llevo amigas de verdad, pero es muy duro estar ahí y aun así querer llegar hasta el final.
Después de hablar con el secretario judicial y poner las cosas tan negras, llegas a un acuerdo y no hay juicio, por supuesto con una cantidad muy inferior, pero conforme está la ley... era lo mejor que se podía hacer.

Y así de triste y decepcionante termina mi vida laboral con esta empresa, pero con mucha ilusión para empezar otra etapa nueva.
 
En fin, lo que esta claro, es que si el empresario quiere despedirte, lo va a conseguir, y al menor coste posible, la ley está de su parte. No se está fomentando el empleo, se está fomentando el despido fácil.

Un beso muy fuerte y nos vemos en el siguiente post.