Halloween

¡¡¡Hola de nuevo!!! Ya os dije en el post anterior que me gusta celebrarlo todo, y claro, Halloween no iba a ser menos.

Si, yo estoy encantada con esta fiesta copiada de Estados Unidos, claro, donde va a parar nuestro Día de todos los Santos, tan apagado y triste, con este jolgorio de dulces y disfraces. Que yo no digo que no haya que acordarse de las personas que ya no están, pero no está mal poner un toque de humor y hacer que los niños también lo disfruten.

Y para conseguir una auténtica fiesta de Halloween yo tengo la suerte de contar con mis vecinos, que si que si, que aunque parezca mentira ¡¡¡nos llevamos bien!!! Es que tengo un vecindario estupendo.

Es que, en la parte de abajo de nuestra casa, tenemos un jardín con unas mesas y unos columpios, y ahí nos juntamos con los niños en cuanto hace una pizca de sol.

Y como no, para la ocasión adornamos los descansillos y puertas de nuestras casas y, también, el jardín. Es el segundo año que lo hacemos y los niños se lo pasan de miedo (nunca mejor dicho, jeje). Todos nos disfrazamos, niños y mayores, y compramos chuches para cuando pasen los más pequeños diciendo: ¡Truco o trato!

Bueno y no solo eso, también hacemos comidas tematizadas de Halloween.

Yo, en esta ocasión, hice un dulce cementerio... 

Mis hijos están deseando que llegue este día, y aquí están, junto con el resto de los niños, disfrutando de nuestra cena escalofriante...

Y mis vecinos cada año se superan más, y si no, mirar mirar que miedito daban...

Bueno bueno, todavía tengo pesadillas con esta última imagen, parece sacada de una peli de terror, ¡¡¡¡que miedooooo!!!!

Y luego estábamos los demás, no íbamos tan espectaculares, pero lo pasamos genial. 

¡Ah! y el año que viene será más terrorificamente divertido.


Un beso muy fuerte y nos vemos en el siguiente post.